“Es necesario incluir mucha información en un paquete. A menudo incluso en varios idiomas. Esto significa que todo está en letra pequeña, lo que no mejora la legibilidad. Para las personas con discapacidad visual, esto suele ser incluso insuperable”, afirma Luc Houben, director general de Kellogg Benelux.
Para remediar esto, Kellogg utilizará tecnología de la española NaviLens a partir del próximo año. Esto crea un código especial en el paquete, que parece un código QR clásico, pero consta de cinco colores fuertemente contrastantes. Esto permite detectar una etiqueta a mayor distancia e incluso en ángulo oblicuo. La imagen tampoco debe ser nítida. Con un simple movimiento de muñeca, la información contenida en la etiqueta se lee en voz alta.
Autónomo
“Es muy importante para nosotros”, dice Noëlla Jardin de la Brailleliga. “Las personas con discapacidad visual también quieren poder comprar de la forma más independiente posible. Además, nuestra sociedad está envejeciendo. Muchos ven cómo su visión se deteriora, pero son demasiado mayores para aprender Braille, por ejemplo. NaviLens les ayuda.
Kellogg comenzará con el código en su paquete Special K. El resto de la oferta seguirá después. Houben: “La tecnología NaviLens ya se utiliza en el transporte público en España y en museos. Somos el primer fabricante de alimentos, pero esperamos que otros lo sigan. La escala es importante para una iniciativa de este tipo. Y gracias a esto podemos ser de gran utilidad para las personas de nuestro propio entorno”.
“Pero también queremos atraer distribuidores. Podrían utilizar los códigos de color de sus tiendas para indicar dónde se encuentran determinados productos”, afirma Houben.
Según la Liga Braille, en nuestro país 1 de cada 1.000 personas es ciega y 2 de cada 100 tienen discapacidad visual.
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